
𝘓𝘢𝘤𝘵𝘰𝘣𝘢𝘤𝘪𝘭𝘭𝘶𝘴, un género en evolución
Las bacterias acidolácticas se han asociado desde principios del siglo 20 con la acidificación de la leche y otros alimentos, aunque su uso se remonta por milenios, en la producción de leche acidificada, suero de leche, diversidad de queso y yogur, así como alimentos de relevancia local o nacional como amasi, ayib, caplis, ergo, ititu, kéfir, koumis, leban zeer, nono, skyr, viiili, ymer, zabadi, etc. La descripción original de estas bacterias tradicionalmente incluyó a los géneros Lactobacillus, Leuconostoc, Pediococcus y Streptococcus, seleccionados en base a criterios como morfología celular, modalidad de fermentación, rangos de temperatura óptima de crecimiento y patrones de utilización de azúcares, y aunque tres de estos géneros incluyen especies potencialmente patogénicas, en general se les reconoce como microorganismos benéficos.
El género Lactobacillus, descrito en 1901 por Beijerinck, incluye a microorganismos fermentadores, Gram-positivo, anaerobios facultativos y que no forman esporas, y taxonómicamente se clasifica dentro del filo Firmicutes, clase Bacilli, orden Lactobacillales y familia Lactobacillaceae, que también contiene a los géneros Paralactobacillus y Pediococcus. Sus parientes más cercanos, son los géneros Convivina, Fructobacillus, Leuconostoc, Oenococcus y Weissella, dentro de la familia Leuconostocaceae.
Las diferentes especies dentro de este género se han empleado principalmente para la producción de ácido láctico, así como de otros ácidos orgánicos, gas, sabor, aroma y textura para múltiples alimentos, especialmente lácteos, además de proporcionar beneficios a la salud de los consumidores, gracias a sus actividades biológicas que incluyen la adhesión a las células epiteliales, la producción de moléculas antimicrobianas para reprimir a bacterias dañinas, la estimulación de citocinas inmunomoduladoras, la síntesis de moléculas con propiedades antitumorales, antioxidantes, antihipertensivas y otras que se descubren continuamente, que para ser efectivas en la promoción de la salud deben encontrarse en las concentraciones apropiadas, tanto en el alimento consumido como en el anfitrión.
Gracias a los avances tecnológicos y la inclusión de criterios genotípicos y quimiotaxonómicos, el género Lactobacillus ha crecido hasta incluir 261 especies que son tan extremadamente diversas a niveles genotípicos, fenotípicos y ecológicos, que en la última década se multiplicaron los llamados para realizar una revisión profunda a fin de reclasificar a estas especies en grupos discretos que correspondan mejor a sus características. En marzo del año 2020 se publicaron los resultados, esperados por muchos, de dicha revisión, en la que también se propuso la desaparición de la familia Leuconostocaceae y la inclusión de sus géneros en la familia Lactobacillaceae.
Así, el género Lactobacillus ha sido dividido en 25 géneros, incluyendo al mismo Lactobacillus y a Paralactobacillus, más otros 23 géneros nuevos, designados con los nombres Holzapfelia, Amylolactobacillus, Bombilactobacillus, Companilactobacillus, Lapidilactobacillus, Agrilactobacillus, Schleiferilactobacillus, Loigolactobacillus, Lacticaseibacillus, Latilactobacillus, Dellaglioa, Liquorilactobacillus, Ligilactobacillus, Lactiplantibacillus, Furfurilactobacillus, Paucilactobacillus, Limosilactobacillus, Fructilactobacillus, Acetilactobacillus, Apilactobacillus, Levilactobacillus, Secundilactobacillus y Lentilactobacillus.
El término ‘lactobacilos’ se continúa empleando para designar a todas aquellas bacterias incluidas en estos 25 géneros, independientemente de que de estén adaptados ecológica y metabólicamente a anfitriones vertebrados o invertebrados o si son bacterias que viven libres en el ambiente.
Una consecuencia de esta reclasificación del género Lactobacillus, que prácticamente impacta a todos, es la necesidad de actualizar las designaciones empleadas en la investigación experimental y clínica, así como en los bancos de microorganismos y, muy especialmente, en los alimentos, suplementos y complementos que se utilizan tanto en los pacientes hospitalizados o ambulatorios y los que son adquiridos de manera regular por los consumidores.
Como es lógico, esto llevará tiempo, y se estima que tomará unos 3 años para que el cambio esté más o menos completo. Con el fin de facilitar la transición, se ha tenido la previsión de que muchas de las especies que se emplean frecuentemente como probióticos y que salieron del género Lactobacillus, recibieran géneros que inician con la letra “L”, como sucede con Lacticaseibacillus, Ligilactobacillus, Lactiplantibacillus o Limosilactobacillus, de manera que el consumidor no se confunda al momento de adquirir estos productos, sobre todo porque muchos de os profesionales de la salud que los prescriben (aunque al no ser medicamentos no se requiere prescripción médica para su adquisición o consumo) continúan empleando el género Lactobacillus para referirse a todas estas especies, conforme a su validez hasta marzo de 2020.
Así, una de las cepas más empleadas actualmente, la previamente denominada Lactobacillus rhamnosus GG, ahora debe nombrarse como Lacticaseibacillus rhamnosus GG, o L. rhamnosus GG; precisamente m algunos laboratorios están optando por la última designación, que corresponde tanto a Lactobacillus como a Lacticaseibacillus, pensando en sus consumidores.
Adicionalmente, muchas de las especies más conocidas, tanto en la producción de alimentos fermentados como en la fabricación de probióticos, o que tradicionalmente se asocian con determinados sitios corporales humanos se mantuvieron dentro del género Lactobacillus, como sucede con Lactobacillus acidophilus, L. crispatus, L. delbrueckii subsp. bulgaricus, L. gasseri, L. helveticus, L. iners o L. jensenii.
Independientemente de lo anterior, muchas especies de gran interés en el cuidado de la salud tienen ahora designaciones a géneros nuevos, como es el caso de Ligilactobacillus animalis, Lacticaseibacillus casei, la ya mencionada Lacticaseibacillus rhamnosus, Lacticaseibacillus paracasei subsp. paracasei, Lactiplantibacillus plantarum subsp. plantarum, Limosilactobacillus reuteri y sus varias subespecies, Ligilactobacillus salivarius, Limosilactobacillus vaginalis y muchos otros.
Por lo tanto, y en el entendido de que estos ajustes responden no solo a las características fenotípicas sino al metabolismo microbiano, es responsabilidad de los profesionales de la salud el mantenerse actualizados de los cambios taxonómicos realizados a los microorganismos de interés para la salud humana, ya sea que se trate de especies benéficas o, por el contrario, de especies con potencial patogénico, con la finalidad de brindar una mejor atención a nuestros pacientes y clientes.
Esta información está actualizada al 20 de septiembre de 2021, y aquellos interesados en consultar los nombres designados al día, pueden visitar la página web que concentra información de varias instituciones académicas y que está dedicada a lactobacilos, http://lactotax.embl.de/wuyts/lactotax/ o la página del International Committee on Systematics of Prokaryotes, https://www.the-icsp.org/bacterial-code.
Lecturas recomendadas:
- Panda SK, Shetty PH, editores. Innovations in technologies for fermented food and beverage industries. Springer; 2018.
- Vinderola G, Ouwehand A, Salminen S, von Wright A, editores. Lactic acid bacteria: microbiological and functional aspects. 5ª ed. CRC Press; 2019.
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